Aunque los árbitros y los jugadores reciben una formación exhaustiva, las infracciones a las reglas son algo habitual en el fútbol. Pueden producirse como resultado de un descuido o un análisis deficiente de la situación, así como de actividades intencionadas destinadas a obtener una ventaja. El juego inapropiado con las manos es una de las infracciones más frecuentes. Un jugador no puede tocar el balón intencionadamente con la mano o el antebrazo, según la regla inequívoca de «juego con las manos». Sin embargo, es difícil determinar si fue intencionado o no en un partido real. Esto suele ocurrir durante incidentes contenciosos en el área de penalti, donde una infracción puede dar lugar a un penalti. Debe practicar prestar atención y colocar las manos correctamente durante el juego para evitar cometer este tipo de errores.
En la lucha por el balón, las faltas son igual de frecuentes. Las infracciones típicas que pueden afectar al resultado del juego incluyen empujones, zancadillas y golpes fuertes. Los jugadores de fútbol deben aprender a regular sus movimientos porque el juego implica mucho contacto físico, especialmente cuando están en posesión del balón. Aunque la experiencia es necesaria para determinar los límites de la agresividad permisible, el entrenamiento centrado en el desarrollo de la técnica y el aprendizaje de las reglas es crucial en este sentido.
Cuando un atacante está más cerca de la portería del oponente que el último defensor en el momento del pase, se conoce como infracción de fuera de juego y se anota con frecuencia. Los árbitros deben prestar mucha atención a esta parte del juego, pero los jugadores también deben tener una sólida comprensión táctica. Los equipos practican la comunicación en equipo y examinan las repeticiones de video para comprender mejor este concepto y minimizar los errores.
Las demoras en el tiempo, los saques mal ejecutados y el comportamiento excesivamente emocional, como las protestas, son otras infracciones frecuentes. El entrenamiento en disciplina y moderación puede ayudar a prevenir en cierta medida estos errores. Para evitar malentendidos, los jugadores, entrenadores y árbitros deben revisar y reiterar minuciosamente las reglas. El respeto por el juego, los oponentes y el propio equipo sigue siendo crucial porque ayuda a evitar la mayoría de las infracciones y a preservar el ambiente competitivo.